Érase una vez un cordero al que gustaba vestirse elegante.
Siempre iba de esmoquin, con gafas y una corona que recibió cuando lo eligieron Míster Cordero 2008. Como a raíz del concurso se hizo famoso, ganó tanto dinero que no sabía qué hacer con él.
Todos los reporteros querían entrevistarlo, y empezaron a perseguirle.
Todo iba bien hasta que un día el pobre cordero se despertó con el pelo todo rizado y parado de punta, estilo afro.
El cordero se dio cuenta de que con el pelo a lo afro no le entraba la corona, y se apenó mucho. Tanto, que comenzó a beber y beber alcohol.
Un día, mientras conducía borracho, atropelló a una cabra. La policía lo detuvo y le sacó seis puntos del carnet. Como con el choque el coche se le estropeó, tuvo que volver andando a su casa.
Por el camino, tropezó en un charco y se mojó entero. Con el agua, el pelo se le alisó de vuelta, y, muy contento, pudo volver a ponerse su corona de Míster.
Con todo el dinero que tenía, pagó el hospital de la cabra, que así se pudo curar las heridas.
Ésta es sólo una versión de la historia del cordero —la que contó el alumnado de 4º A—, aunque hubo algunos/as niños/as que escucharon otra y nos la van a contar a continuación.