Érase una vez una niña que quería un loro. Su madre un buen día salió a comprarle un loro en una tienda. Encontró ratas, hámsters, ratones, cotorras y loros. Había tres tipos de loros y la madre cogió el más grande. Compró una jaula con agua.
Cuando llegó a su casa lo puso al sol y se fue a recoger a su hija al colegio. Cuando llegaron, la hija se llevó una enorme sorpresa.
La hija comió, hizo los deberes y se fue a decírselo a sus amigos. Cuando llegaron sus amigos, dijo la niña:
— Le vamos a bautizar. Le llamaremos Clavel.
— No, no, le llamaremos Pichi.
— Sí, le llamaremos Pichi; me encanta ese nombre.
Al día siguiente se levantó la niña y oyó unos ruidos tan fuertes que casi le entran en los tímpanos.
Dice la niña:
— No sabía que pudiera chillar tanto.
Fue a la tienda y preguntó:
— Señor, ¿sabrá por qué mi loro Pichi chilla tanto?
El señor contesta:
— Es que los loros chillan mucho, pero hay una solución: enséñale a hablar. Toma este libro y sabrás cómo hacerlo.
La niña le contestó:
— Muchas gracias, señor, hasta otra.
Una semana después, el loro ya sabe hablar. La niña le dijo:
— Hola, Pichi, ¿cómo estás?
Pichi le dice:
— Bien, bien, ja, ja, ja.
Un día la mamá le dice a la niña:
— Hija, tráeme pan y un periódico.
La niña fue a la panadería y compró pan. Luego cogió el periódico y fue a casa.
Su madre le dijo:
— ¿Qué trae en la portada, hija?
La niña le dice:
— En la primera página trae que hay un concurso y será con loros.
La niña le dice que quiere ir. Al día siguiente le dice su madre que puede ir. La niña dice:
— Gracias, gracias.
Y se lo dice a Pichi:
— ¡Pichi, vas a cantar!
Pichi contesta:
— Eso está genial, eso está genial.
— ¿Tú qué quieres cantar, chocolate o rebelde?
Pichi le dice que quiere chocolate.
— Vale, Pichi, vas a tener chocolate, pero báilalo y cántalo.
La niña se despertó y llamó a su loro Pichi.
Pichi se levanta con salero.
— Tengo que hacerte el vídeo para el concurso y también tienes que cantar. Canta, Pichi, canta.
Pichi dice:
— Soy roquero ooo Soy roquero ooo.
La niña lo grabó y lo mandó al concurso.
Al día siguiente la niña fue a comprar el periódico y lo leyó. Cuando llegó a casa, la niña brincó un buen salto de alegría y fue a decirle a Pichi que había ganado, y Pichi dijo:
— Te lo dije, te lo dije, ganamos, ja ja jaaaa.
Y cantando así se hizo famoso.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.