Por Andrea Pérez González
Hace muchos años había un niño llamado Jhon, que, cuando leía un libro en la biblioteca, se adentraba en el cuento.
Hace muchos años había un niño llamado Jhon, que, cuando leía un libro en la biblioteca, se adentraba en el cuento.
Un día fue a la biblioteca y, como era habitual, leyó un libro. El libro se titulaba «El barco pirata». Él entró en el cuento siendo un niño llamado Wolfi, al que le gustaba navegar con piratas, en busca de islas nuevas y tesoros.
Se enteró de que había un barco pirata que iba en busca de un tesoro. Él fue al barco y les dijo si podría entrar como cocinero y timonel.
Los piratas le dijeron que podía ser las dos cosas: cuando necesitasen timonel, sería timonel, y cuando el cocinero necesitase ayuda, él le ayudaría.
— ¿Y yo podré desenterrar el tesoro? —preguntó Wolfi.
— Sí, claro —le contestaron los piratas.
Wolfi entró en el barco con alegría.
Pasaron días, y días, y días, hasta que los vigías dijeron: «¡Tierra a la vista!»
Cuando vieron la isla cogieron el mapa y se pusieron manos a la obra. Pero cuando estaban ya a punto de salir, se encontraron con unos piratas con el cañón del barco preparado.
El pequeño Wolfi empezaba a tender miedo, y le dio un abrazo al capitán del barco. El capitán le dijo que no se preocupara, que si no quería luchar, no lucharía. Pero él le dijo al capitán que iba a luchar, porque no les iba a fallar.
Al principio lucharon capitán contra capitán.
Wolfi y todos estaban muy atentos del capitán, para poder ir a la ayuda si lo necesitara. La lucha estaba muy reñida; los dos eran luchadores de primera.
Llegó un momento en que los dos capitanes estaban casi sin fuerzas.
Entonces Wolfi se dio cuenta de que el capitán ya no podía luchar y entró por él.
Wolfi dio una voltereta en el aire y acabó con la vida del capitán contrario, y así fue haciendo uno por uno. Al acabar le saltaban las lágrimas de satisfacción por ayudar al capitán, que tan bien se había portado con él.
Luego fue todo muy sencillo: desenterraron el tesoro que tanto les había costado conseguir.
Y justo en ese momento sonó la alarma del cierre de la biblioteca y Jhon volvió a ser el de siempre.